18.8.05

MERECES ALGUIEN MEJOR QUE YO




No creo exagerar cuando afirmo que nuestras queridas mujeres son rigurosas prisioneras de los lugares comunes a la hora de poner termino a un largo, intenso, breve o aburridísimo pololeo.

Independiente de si llevan tres años o una semana, sean gordas o flacas, tontas o inteligentes, el repertorio es siempre el mismo.

Las generalizaciones son odiosas, lo sé.

Las personas, y entre ellas incluyo a las mujeres, son diversas y complejas. Pero seria un signo de avanzada miopía negar las suculentas evidencias empíricas.

¿ Cuantas veces hemos escuchado el socorrido “ te mereces una mujer mejor que yo “ ?

¿ Cómo hacerles entender en ese momento, que a la única que uno quiere es a ella ?

¿ Es que acaso ha existido alguien que ante ese comentario conteste “ si, en realidad me merezco algo mejor que tu, estúpida “ ?

Nadie, pues. Entonces, ¿ por qué insisten ?

Otro de los clásicos de ayer y hoy es el consabido “ yo sé que suena tonto, pero me gustaría que siguiéramos siendo amigos “ . Uf. Si supieran como esa palabra retumba en la cabeza: amigo, amigo, amigo. Lo peor es que, para estar a la altura de la situación, uno contesta otra genialidad por el estilo. Algo así como “ lógico, mi amor, obvio, naturalmente “.

¡ Que horror ¡ Por favor, nunca mas

Aunque no es todo. Quizás si la más dolorosa es aquella frase que surge después de los insultos y las lagrimas. Cuando te miran con los ojos hinchados y te dicen “ te quiero “. ¿ Quién las entiende ? Te están pateando y como guinda para el postre, te quieren. No hay salud.

Esta demás decir que uno, gil, mil veces gil, en esos casos replica con un quejumbroso “ yo también, mi amor “. Y al respecto existen algunas variaciones. Hay quienes, entre los que me cuento, intentan un “ te quiero mucho “ como respuesta, soñando con que la palabra “mucho” marque la diferencia y genere algo mejor. Error, no se dan ni cuenta.

Se puede agregar a los anteriores otros lugares comunes como el insoportable “ estoy insegura “ o el “ me gustaría haberte conocido a los veintialgo “

Por ultimo, no pueden faltar las llamadas por teléfono a la semana de haber terminado, para devolver un libro o una cruz, o esa tradicional visita que hacen mas o menos al mes, para saber si uno todavía marca ocupado. Ahí son tantos los esfuerzos que hacemos por mostrarnos indiferentes y controlados, que la baba se nos sale por las orejas. Penoso.

Si en vez de tanto cuento te dijieran “ ya no te quiero como antes “ o “ es que fulanito me confunde, no sé si me gusta o solo me atrae “, seria mucho mas duro pero infinitamente mas real.

Como dice Serrat: nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio.

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