22.2.06
PUBLICIDAD DE TELESERIES. LA ESPERANZA
Media tarde. Calor. Mucho calor.
Starbuck's de Alonso de Córdova.
Me encuentro con Isabel Santelices - una guapa y buena amiga- para tomar unos ricos frapuccinos mientras matamos la tarde conversando.
Isabel me pregunta bla, bla, bla.
Yo le respondo bla, bla, bla.
Y todo bien hasta que Isabel pregunta por este blog: Y entonces me dice que por qué tan amargo,que por que tanto pesimismo y tanta pena, tanta soledad, que por qué encuentro todo tan malo.
No es la primera persona que me hace la misma observación. Ya Verónica Quezada, otra amiga, me amenazo con dejar de leerme si sigo escribiendo en el mismo tono. triste y gris que me ha caracterizado este ultimo mes.
dice que la deprime leer mis columnas.
No sé qué decir. Entro en shock. Miento. Digo la verdad. Y respondo que todo no es más que un invento.
Que Jorge Eduardo no es Jorge Eduardo.
Que cada vez que escribo no hablo yo sino el ventrílocuo.
Que qué hacer. Que tengo una pena en el corazon, No me jodan, que ya no creo, ya no compro, No me hinchen las pelotas.
Pero que si el desvarío de mi vida se transformara en una maravilla o, no sé, de pronto fuera otro, todo sería muy distinto. Y en vez de escribir sobre mi soledad y mi aciago destino (y lo peludo que se ha vuelto el planeta de los simios) pues escribiría más que entusiasmado sobre lo bien que le hará la soltería a Pato Laguna, lo lindas que están las flores que han crecido en mi jardín, lo rico que es bañarse en la piscina o que acabo de pesarme y he bajado al menos tres kilos; cosa que redunda en que estoy triste pero flaco.
La pregunta es: ¿serviría? ¿Me leerían mas si de pronto dejara de ir contra la corriente? ¿Si dijera que acabo de comprar entradas para ver a U2, en primera fila? ¿Si fuera nice? ¿Si dijera lo que todos quieren escuchar? ¿Si escribiera lo que todos quieren leer? ¿Sí? ¿No? ¿A quién le importa?Claro que puede que no vaya por ahí la cosa. Y, en verdad, esté peinando la muñeca.
Puede que de tanto buscar el Lado B, finalmente yo mismo me haya convertido en un B.
Un B con b minúscula: apenas la sombra de un hombrecillo.
Puede ser. ¿Por qué no? Es, al menos, lo que mis enemigos quisieran creer.
Pero déjenme decirles algo: no lo creo. Lo dudo.
De hecho después del encuentro con Isabel me he preguntado una y otra vez: ¿de verdad que encuentro todo malo?
O, como diría Salomón: ¿todo es una mierda?
A ver. Como a fin de cuentas este blog no es más que un raro experimento de vida online, los últimos días he tratado de ver la vida con mas optmismo incluso he visto mucha tele con la secreta esperanza de encontrar algo positivo en mi vida. La pregunta es ¿lo encontré?
Sss... Sss... Bueno sí. La verdad que sí. Y en esto seguramente voy a coincidir con todo el mundo.
¡Qué agradable es ver la nueva publicidad de las nuevas teleseries! Bravo. Hurra. Qué felicidad.
Todos los comerciales quedaron increíbles.
Ahora, de hecho, Pancho Reyes parece que estuviera en Matrix y no en La Vega. Y Mane Sweet en Nikita y no en Las Ursulinas.
Uf. Qué alivio. Así es que ánimo. Ya sólo queda un poco. Sólo un poquito. Y pronto tendremos la prueba de fuego.
Ese día de marzo en que, por fin, podremos decir: ¡Viva la televisión chilena! ¡Las teleseries son tan buenas como sus comerciales!
No sé quién irá a ganar pero, gracias al boom del nuevo cine o qué se yo, hay un antes y un después en el mundo de las teleseries. Y eso no es menor: como en Chile las teleseries son tan importantes, más allá de los caminos asfaltados, ahora sí que podremos decir que Chile cambió.Finalmente.
En buena. Muy en buena.
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