12.5.06
¿WHEARE ARE LAS REALS GUACHACAS?
Se acabó. No va más. Mayo ya no es el Mes del Mar. Mayo es ahora el Mes Guachaca.
Claro que, así como va la elección de la reina, la cosa se está desperfilando a tal punto, que hasta Denisse Ratinoff pronto querrá ser soberana, primera dama de la picantería chilena.
¿Pero para qué? ¿De qué? ¿Por qué? ¿De dónde salió esta oscura obsesión por creerse guachaca? Y, peor aún, sentir el orgullo distante, clínico, simpático, gordo, simpático por esto del bajo fondo.
Seamos sinceros:
¿Qué tiene de picante Karen Poniachik? ¿Qué tiene de guachaca Matilda Svenson?
Si la única (y auténtica) rota entre todas las candidatas es la bella Thalía una de las vedettes más sensuales de la gran-vieja escuela del topless local, ¿por qué no gano ella y punto, asunto finiquitado?
¿De dónde salió este cínico enamoramiento por lo guachaca, lo cebollero, lo guachuchero, lo aguardentoso?
¿Acaso nos quedamos sin alma y es hora de encontrar el espíritu en la pose del huevo duro y la impostura del pan con chancho?
¿Hasta cuándo confunden pop con popular, popularidad con vulgaridad?
Alguien podrá decir: "Ah, ya. Se puso grave. Si todo esto no es más que un divertimento". Y lo es. Claro que lo es. Y, por cierto, no deja de ser gracioso entrever qué tiene de rasca Lorena Capetillo o la mismísima Francisca Lewin. Pero ese no es el punto.
No es difícil imaginar cómo se corta las uñas Vivi Kruetzberger, pero de ahí a decir que la animadora es guachaca... Por favor...
La señora se viste pésimo, vale; si no tuviera éxito en televisión, tendría un buen puesto en La Vega, okey también. ¿Pero guachaca? No, guachaca no.
Ordinaria, pikle, tal vez. Puede ser. Probablemente.
Si me apuran habrá que reconocer que, cual más, cual menos, todos somos guachacas. Y encontrar el gen (el gen de lo picante) no sólo puede ser divertido, sino que también desconcertante. Pero, atención, de ahí a enmascarar el cuiquismo, la nueva riqueza, la falta de onda, con esa falsa capacidad para sintonizar con lo pobre, lo simple, lo supuestamente esencial, el zen de la chicha, no, eso no.
No intenten pasarnos gato por liebre: Miss Reef se viste en Kosiuko, no en Patronato. Karen Poniachik, seguro, preferiría una ensalada benedictina con huevos de codorniz, muy temprano, que "matar el pirigüín" (la caña) en alguna cocinería de Franklin.
No entiendo. Candidatas había. Esta chica del Valle es guachaca. Marlen Olivari es guachaca, todas las bailarinas de "Mekano" son guachacas, las bailarinas de "Rojo" son guachacas. Y así. Material hay. Sobra. Pero, por favor, no vayan a venir con la misma cantinela el próximo año y elijan, no sé, como reina guachaca a Paz Bascuñán. Uf. Sólo eso faltaba. Flaco favor le harían entonces al respetable movimiento guachaca que, con no poco esfuerzo, ha insistido en la idea de que, como decía Alberto Blest Gana, los chilenos somos tan vulgares como ostentosos.
Pero, por favor, cada uno en su lugar. Dejen de confundirnos. Tener una suburban no es lo mismo que ser suburbano. Tener un Jaguar es tener un Jaguar, no un "Yaguar", como escriben en los GCs de Primer Plano. Si te gusta el Bellini Royal no tienes para qué saber qué es el pájaro verde, el chincolito o el trinqui-forti.
¿Cachai? ¿Cachai o no cachai? ¿M?
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1 comentario:
FOME A CAGAR, COMO QUE TE LAS DAI DE NIÑITO CRITICON, NO SE ESCRIBE OTRA COSA.... FOME, LATERO, LLENO DE LUGARES COMUNES, PARECE QUE CREES QUE HACES ALGO DISTINTO, PERO EN VERDAD MUY FOME, DEMASIDO ANTI TODO ...
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