27.11.05
LOS RIESGOS DE IR AL RECITAL DE MIRANDA
"Si, voy a un recital de Miranda!!!" Le tuve que confirmar a mis amigos una y otra vez.
Ellos, muy rockeros y prejuiciosos, no lo hubieran escuchado ni de la vereda de enfrente. Sin embargo cuando terminó el show me sobrevoló la sensación de haber presenciado la sorpresa más agradable en lo que va de este año.
Lo de agradable es por la postura "es nuestro show y es tu dinero. Vamos a divertirte por lo que pagaste, pero te lo tenés que creer".
Lo de sorpresa es porque la banda apuesta por una originalidad estética y musical no muy observada en los últimos tiempos. Para dramáticos son muy divertidos y viceversa, pero saben que la gente quiere entretenerse y parece que apuntan a que el público se distraiga.
"Cruz diablo!! Si no tienen bajo ni batería, no es rock". Y no. Miranda! no usa estos instrumentos en vivo, pero tampoco los necesita. Le alcanza con una dupla de cantantes que derrochan carisma, glamour y capacidad.
Alejandro Sergi tiene algo de Freddy Mercury (la costumbre de cantar en falsete, el despliegue escénico, la aparente dualidad sexual), algo del Bowie de Ziggy Stardust (la intención de crear un ser andrógino) y algo en el modo de cantar que lo emparenta con cierta faceta del Indio Solari (escuchen "Preso en mi ciudad" o "Motor psico" y comparen).
Julieta Gattas es mucho más que la segunda voz. A veces compone un antagonismo teatral que roza lo bizarro (cuando reversionan las peleas de Los Pimpinela)
La base musical incluye baterías programadas & teclados (Bruno de Vicente) y un guitarrista. En algún momento del show, los Miranda! corretean con pelotas gigantes y ensayan coreografías infantiles mientras Julieta canta sobre una base de ritmos programada. Demuestran que se toman a la música desde una óptica que valora la diversión y la posibilidad de descreer lo que se ve en el escenario.
Pero sucede que a los rockeros les encanta creer que Juanse vive en un bar jugando al pool y que Manu Chao nunca tuvo casa.
Miranda! no entra en el juego de basar la credibilidad o la veracidad de su propuesta por tocar con uniforme de jean, zapatillas Flecha y lentes para el sol. Miranda! es de verdad creando un mundo de fantasía.
También son remarcables el maquillaje (todos los integrantes muy rebocados), vestuario (sobre todo plateado y blanco), la escenografía y algunas imágenes proyectadas durante los baches entre las canciones. Lo importante es que además del circo, cuentan con grandes composiciones que son bien interpretadas en vivo. Se pueden enumerar la desesperación dulce de "Imán", la simpatía sexual de "Romix" y la original melodía vocal del hit bautizado "Tu juego".
El público estaba conformado por adolescentes y alguna que otra pareja gay que podía abrazarse sin miradas acusadoras (el rock será muy contracultural, pero no abundan parejas gay en un recital de Chancho en Piedra).
El Velodromo del Estadio Nacionl no se repleto, pero los presentes se deleitaron frente a la convincente performance de este nuevo ícono del pop Argentino.
Conclusión: no tendría que haber ido a al Velodromo esa noche. Últimamente mis amigos huyen cuando los invito a casa a escuchar música.
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