LEER

Me gusta leer. Es un habito que tengo desde pequeño y que con los años se ha convertido en un verdadero placer.

A medida que pasaba el tiempo me iba acercando a la literatura que mas me satisface, sin embargo mi libro favorito sigue siendo "El Principito". Seguramente por la simpleza, por la magia, por los secretos que encierra y las apreciaciones que se pueden hacer de el cada vez que se lo lee.

Cuando vuelvo a tomar ese libro en mis manos y mis ojos vuelven sobre las mismas lineas, aprehendidas en la memoria, encuentro cosas nuevas nunca antes descubiertas y me sigo emocionando con las mismas cosas de siempre, todo en un mismo instante. Como si la experiencia del lector fuera determinante a la hora de leer las mismas frases, las mismas palabras, para que el texto se desnude o se vista de rojo o se esconda o sea como una brisa. Es como si uno se fuera leyendo a si mismo en las mismas palabras de siempre y sin embargo asi, la lectura es diferente.
Que loco.

Aunque leo de todo, cuentos, novelas, ensayos, mi apetito es insaciable por la filosofia y la poesia, que son las caras opuestas de un mismo espejo en donde se ve el reflejo de la realidad: opuestas y complementarias a la vez, ying y yang.

En estos dias, Fernando Pessoa, ha sido mi elegido y leerlo es impresionante. Comence a seguir su rastro desde que escuche por ahi un fragmento de un poema que quedo dando vueltas en mi cabeza y que reconoce una sensacion instalada en mi persona y seguramente, tambien presente en muchos otros. Aqui les va.

Fernando Pessoa
Escrito en un libro abandonado en un viaje

" Tengo el cansancio anticipado de lo que no voy a encontrar. Si en determinado momento me hubiera vuelto para la izquierda en lugar de para la derecha. Si en cierto instante hubiera dicho sí en lugar de no, o no en lugar de sí. Si en determinada conversación hubiese tenido frases que sólo ahora en el entresueño elaboro. Si todo esto hubiera sido así hoy sería otro y quizá el Universo entero sería insensiblemente llevado a ser otro también. Pero sólo ahora lo que nunca fui ni seré me duele. Voy a pasar la noche a Cintra porque no puedo pasarla en Lisboa pero cuando llegue a Cintra me va dar pena de no haberme quedado en Lisboa. Siempre esta inquietud sin resolución, sin nexo, sin consecuencia. Siempre, siempre, siempre. Esta angustia excesiva del espíritu por nada. En la carretera de Cintra, o en la carretera del sueño, o en la carretera de la vida. A la izquierda hay una casucha al borde de la carretera. A la derecha, el campo abierto con la luna a lo lejos. El auto que parecía hace poco proporcionarme libertad es ahora algo en lo que estoy encerrado. A la izquierda, hacia atrás, la casucha modesta. La vida allí debe ser feliz sólo porque no es la mía. Si alguien me ha visto desde la ventana de la casucha soñará: ese que va en el auto es feliz. "