8.3.06
EL REGRESO
Me gusta marzo. Me fascina marzo.
Seguramente porque nací en marzo. Y, a diferencia de lo normal, lo único que espero es que llegue marzo.
Más este año en que pasé de largo. Y, en ausencia de vacaciones, uno ve cómo todos van llegando a este asado que empezó hace rato.
Es más: lo que pasa en el verano es el mejor resumen de lo que sucederá en el año. Es, al menos, lo que puedo concluir tras el experimento de veranear durante tres meses, entre el jardín y el supermercado.
¿Algunas conclusiones? Algunas.
1) Lo mismo que uno ya sabía desde el colegio. Desaparece todo diciembre, enero y febrero.
Conviértete en campeón olímpico de natación, sube cerros, matricúlate en un taller de autoayuda, pero al regreso seguirás siendo el mismo (imbécil) de siempre.
Las parkas Nevada eran reversibles; cierto. Pero uno no. Uno no cambia.
¿Comprobación empírica?
Durante el verano Santiago es una ciudad transitable. Pero llega marzo, y ¡zas! Se vuelve insufrible por causa de los que, se supone, en la playa son buena onda: los que te prestan las paletas y te llevan a dedo.
Claro que son ésos los que en marzo te hinchan las bolas con sus bocinas.
2) El lobby se hace antes de marzo. Parece obvio, pero no lo es. Todos los queques se cortan cuando caen los patos asados. Es más: puede que tu jefe tenga cara de idiota, pero te aseguro que en febrero tiene todo cortado.
Por lo mismo la gente debería salir de vacaciones no en enero ni en febrero, sino en marzo. Antes hay que hacer presencia, muñequear.
Un día después de marzo ya estás frito.
¿Comprobación empírica?
Todo lo que pasa en la tele. ¿Qué pasa en la tele? Bueno: eso. Lo que pasa en la tele.
Todo lo que se hará este año se decidió con cuarenta grados a la sombra. Y, claro, el resultado se sufre después.
3) Las tendencias se clarifican en el verano. Si durante semanas sólo te preocupaste de que no cayera arena en tu toalla, no puedes pedir ahora estar muy hip, en la onda. Todo ya pasó: si no jugaste Go en febrero, no puedes tratar de aprender ahora.
Si no tienes las entradas de Pánico, olvídate de los recitales. Si ya no leíste Yadrasil, olvídate de estar in en literatura. Si no te enteraste de quién se enamoró Isaura, mejor apaga la tele.
Si no sabes quién es Philip Seymour, no vayas al cine.
¿Comprobación empírica?
Lo que llamamos moda es sólo catálogo de multitienda. Pero no es verdad. Están más in los chalecos de alpaca que las chaquetas rusas.
4) No es que se aparezca marzo. Es uno el que se aparece en marzo.
Piensa en una piscina. Durante el verano la cuidas, le echas cloro, algicida, programas la bomba.
¿Qué resultados obtienes?
Bueno: que nunca te bañas, pero la piscina siempre está limpia.
Pasa lo mismo en la vida. Si durante semanas desapareces y, de pronto, apareces en el colegio, la universidad o en el trabajo hablando de lo ricas que son las empanadas de camarón en Caburgua, ¿qué puedes esperar del 2006? Pues nada; nada, salvo que tu piscina mental sea un criadero de sapos.
¿Comprobación empírica?
Los matinales y los noticiarios. Empieza el año y con suerte han cambiado escenografía. Todo el resto es más de lo mismo. Igual. Pero, pucha, no es cierto. Es cosa de ver.
Se cae el Diego Portales ¿y?
Y nada. Nadie sabe qué pasó, no sé, con el WC que usaba Augusto. ¿Dónde está? ¿Se quemó? ¿Qué van a poner en reemplazo? ¿Un supermercado Líder?
Imposible saberlo: los editores vienen llegando de vacaciones. Y, claro, se nota. Se nota porque aún están en rodaje.
Antes no entendía a mi abuelo. Ahora sí.
El tata hizo una casa en la playa y llevaba a hermanos y primos a pasar todo el verano. Hasta ahí todo normal.
Lo raro es que mi abuelo, una vez que apagaba el motor de su Simca, ni siquiera tocaba la arena.
Bueno: eran otros tiempos y antes la gente sabía. Como dice Korn: see you on the other side.
Es imposible desconectarse sin que te desconecten. Basta ver la guerra de las teleseries. ¿Quién perdió? ¿Pues quién crees tú?
Los que se fueron de vacaciones.
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