Después de haber andado mil caminos
después de haber vivido cual gorrión
después de haber jugado a este destino
solamente he aprendido a vivir con más temor
Después de ser gigante a mi manera
después de haber gastado la emoción
después de haber perdido hasta el asombro
me doy cuenta que estoy solo en el medio de un avión
Después de recorrer antiguas fotos, encuentro una postal en su interior
me dice en una frase manuscrita que el amor me necesita, sin pasaje y sin avión
Después de repasar toda mi vida. Queriendo rescatar lo que fui yo
resumo las vivencias de mis días y unas lagrimas me avisan que el amor se me escapo
Después de haber vivido todo sin fronteras
con la esperanza de aprender a ser mejor
vuelvo al principio con la vanidad desecha
y me abraza la simpleza que deje en mi habitación
Un año y dos meses, puede ser toda una vida, y sin embargo solo es un tiempo definido, en este caso y para mí, tiempo definido sin ninguna definición. Me siento aquí como ayer, como hace un año y dos meses y las palabras brotan, siento que he cambiado, siento que en mi alma anida un sentimiento que me dice que el tiempo de la complacencia ya paso, más sin embargo mi yo grita, y lucha por abrirse paso entre la conveniencia de lo debo hacer y lo que siento.
Debo escribir, escribiendo siento mi verdadero yo, este fluye a la superficie, es como si fuera un cetáceo que necesitara el aire para respirar, debo respirar, aquello que llevo dentro debe fluir o dentro, se convierte en veneno que marchita mi alma, que engendra la monotonía de mi ser.
Se que llevo miles de cosas dentro y no alcanzo a entender como un ser libre como fui se ha convertido en este atormentado reo de la realidad, no me cansare en contarlo ni les cansare a ustedes, este es el acto y esta es mi contrición, poco importa ahora los motivos, solo se que existen, y solo me importa remediarlos, escribir es un bálsamo que cura mis heridas, es reverdecer el paisaje de mi interior, es pintar de nuevo la vida con una amalgama nueva de colores, veo a través de mis letras, ellas son mis capítulos, a través de ellas me conozco y sin ellas, se que me engañaría.
He llegado hasta aquí y he descubierto que ya no quiero darme pena, ni darla, no quiero sufrir, más se que no hay remedio, acepto el castigo, pues ya se en que parte de mi vida herré el camino, estoy aquí con mis defectos y mis virtudes y, se que he de seguir adelante, aunque no quiera, aunque no deba.
Hasta hoy, al levantarme cada mañana debía encontrar una excusa para afrontar el día, sin saber que ya la tenia, y la tengo hace seis años, mi hijo, Jorgito. al cual deseo y quiero con locura, ahora, ahora ya no puedo morirme, no puedo permitirme ese lujo, uno se debe a sus errores y los errores de uno se deben a si mismo, la complacencia nunca descubrió ningún horizonte.
Sigo pensado la misma frase que invente cuando era adolescente, “si uno se va no puede arrepentirse nunca de haberse ido”, morir no es una decisión, es una circunstancia y yo no soy circunstancia, no soy un suceso, ni siquiera un sucedido, soy persona, con cátedra, la mía, especial, intransferible y se que ejemplar apara otros, y los que no piensen así, allá ellos, pero no conseguirán afligirme ni un ápice más, Soy Jorge Ravanales y he vuelto.