9.10.05

POR CULPA DEL SOPOR




He descubierto la clave del éxito

Y ahora también sé cual es la razón de tantos fracasos. El por que algunos logran fácilmente lo que a otros nos resulta imposible. Puede sonarles extraño, pero tiene que ver con la cara de sueño.

¿ De locos ?. Aquí va la explicación:

Un buen ejemplo es Felipe Camiroaga. ¿ Alguien se imagina a Felipe durmiendo ?

Imposible. Felipe siempre esta despejado, perfectamente peinado, alerta y con gesto inteligente. Siempre listo. Ya sea en el Matinal o en una emergencia. no importa. El estará allí, impecable y sobretodo despierto. El sopor no existe para él.

Y es inevitable confiar en alguien que se muestra tan resuelto. Su rostro sin marcas de sueño es la mejor garantía de éxito.

Otro como él es Sebastián Piñera. Su sonrisa asombrosamente optimista desconoce el espanto que nos ataca al resto de los mortales en el momento justo que el despertador suena y comienza un nuevo dia. Estoy seguro, examinando la expresión de su rostro, de que ese hombre no se ha despertado nunca. Mas aun, que jamás ha estado dormido.

Existen muchos mas, hombres y mujeres, pues en este particular asunto no hay la más leve diferencia de sexos.

La mirada inquisidora y alerta de Consuelo Saavedra y el gesto acechante e inteligente de Eva Gomez. No hacen mas que confirmarlo. Ellas alcanzaron la gloria de los eternamente despiertos.

Pero en la estética del perdedor el sopor es el que gana.

Total descrédito supone esa expresión adormilada que tantos,irremediablemente, mostramos. Un bostezo inoportuno es capaz de provocar un absoluto fracaso. Y una lagaña olvidada o unos ojos somnolientos transmiten pocas ganas y desatan inmediata desconfianza.

Siempre intuí que existía una falla irreparable en mi aspecto, una señal inconfundible en mi rostro que tiraba por tierra mis esfuerzos por parecer alerta. Lo supe demasiado tarde: tengo cara de sopor.

En mi rostro se adivinan las huellas somnolientas de la noche anterior, las marcas de la almohada, las ganas dormir nuevamente.

Lo he intentado todo. Largas duchas, café a destajo, películas de terror. Pero todo ha sido inútil. Solo me queda que los que me rodean estén tan poseídos como yo por esta terrible maldición. Y que les agoten tanto como a mi las personas eternamente vigilantes y despiertas.

O si no, que pase a formar parte de las gloriosas excepciones de aquellos que a pesar del sopor triunfaron. Los que con evidente cara de sueño, igual tiene éxito en nuestro país.

Esos como Alejandro Guillén, Fernando Villegas, el Pollo Valdivia o la Monica Aguirre, que tienen que andar aguantándose los bostezos igual que yo

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