5.7.05

¿ CON QUIEN QUIERES HABLAR ?




¿Por qué algunas personas tienen tanta facilidad para comunicarle a otras sus sentimientos, pensamientos, penas o lo que sea, en cualquier lugar, de cualquier manera?

Ayer, mientras viajaba en micro de regreso a mi casa luego de una agotadora jornada haciendo trámites por aquí y por allá, me senté a observar a la gente que también venía en el bus (en la parte de atrás, donde puedo verlos a todos) y me fijé que la mayoría viajaba callada, mirando hacia la ventana o leyendo el diario, con los audífonos puestos y evitando en lo posible el contacto con otros pasajeros, como siempre. Resultaba casi imposible no contagiarse con aquella desidia y fue una suerte que no se subiera ningún vendedor ambulante a interrumpir el silencio.

Sin proponérmelo me puse a pensar en muchas cosas, ideas que hace días andan dando vuelta por mi cabeza sin dejarme descansar, obligándome a prestarles atención porque soy el unico que los conoce.

Entonces, cuando ya llevaba gran parte del trayecto recorrido, se sentó al lado mío un hombre, cuya edad no puedo aproximar porque no lo vi, y comenzó a hablar rompiendo la monotonía del silencio, lo extraño es que hablaba como si se dirigiese a cualquiera que lo estuviera escuchando. Al principio no puse mucha atención a lo que decía porque creí que estaba un poco loco (ya me he visto dos en la micro esta semana) pero luego me fijé que uno de sus comentarios iba dirigido a mi y no me quedó otra que tratar de escuchar lo que me decía, me hablaba de la gran cantidad de autos y gente que circulaba por la calle a esa hora, de sus mascotas, de lo que hacía... “Qué tipo más raro”, pensé yo, “¿por qué me estará contando esto?”, mientras él seguía hablando como si no le importara en realidad quién lo estuviera escuchando.

Una cuadras más allá se bajó y confieso que sentí alivio porque ya no tenía ganas de hablar con nadie en ese momento, quise continuar con lo que estaba pensando pero enseguida recordé que aquella no era la primera vez que me pasaba que alguien me empezaba a conversar en la micro o en la calle, en otras ocasiones algunas personas (la mayoría de ellas ancianas) empezaban a dialogar conmigo y yo sin quererlo terminaba conversando con desconocidos del clima, de salud, de política, del trabajo, ¡hasta de la vida familiar de esas personas!, lo que al final me hacía preguntarme el por qué de la necesidad de algunas personas de querer comunicar sus pensamientos a otras personas conocidas o extrañas, a pesar de que la mayoría siempre pareciera estar muy ocupada incluso para escucharse a sí misma.

Para mí resulta más extraño e incomprensible aún porque suelo ser muy huraño a la hora de contar problemas (soy mejor escuchando) así que me cuesta entender que alguien desee contar todo lo que le pasa a otra persona para sentir tranquilidad, como si ello fuera el único método para despejar el alma.

Ya en casa, analizando el tema, llegue a la conclusión de que cada uno tiene su forma especial de desahogar sus penas: algunos recurren a la oración y a Dios, otros confían más en los amigos, mucha gente siente alivio al escribir lo que le pasa, otros buscan las respuestas al interior de sí mismos y también están aquellos a los que el sólo hecho de hablarle a un desconocido representa un consuelo.

Aunque me parezca extraño ese razonamiento no dejo de sorprenderme cada vez que alguna persona que jamás he visto antes me saluda como si fuera un antiguo conocido y me habla sin importarle quién sea yo, dejando al descubierto nuestra faceta más humana.

¿Por qué sentimos la necesidad de comunicarnos?

¿Por qué algunos tienen mayor facilidad para expresarse que otros?

Como sea, todas las personas tenemos las mismas necesidades aunque no siempre recurrimos al mismo medio. Por eso ahora estoy escribiendo esto...