28.3.06

APIO VERDE PARA MI




¿Vamos retrocediendo?

No, simplemente avanzamos para otro lado. No, no me malinterpreten pero la verdad es que no sé, hay pequeños instantes en la vida donde finalmente uno puede tener la distancia para abstraerse y entender, y quizás solo por unos pocos segundos, que sufrir a los 20 años una derrota es parte del juego y que bajo ningún punto de vista debemos pensar que va ser la constante de nuestras vidas.

De hecho, tal como lo afirma Gumucio (en otra de las citas que me encantaría robar pero por pudor no puedo)

la tragedia, y la flojera, es transformar los primeros fracasos, los de los veinte, en los definitivos, en los últimos”.

¿A qué viene esto?

Hoy estoy de cumpleaños, me acerco raudamente a los 40, y de acuerdo a lo que manda nuestra querida sociedad debería estar sufriendo inconmesurables grados de angustia y ahogarme en los mares de dudas más profundos porque culpa de algún pelotudo que se le ocurrió anotar la fecha de mi nacimiento y contarle al resto para que me lo recuerden año a año…

Pero no gracias, paso.

Y paso, porque en realidad el día de mi cumpleaños no tiene que ver con los años que tengo, si no, con lo que he hecho en todos estos años. Y por ahí nunca me puedo equivocar.

Están los amigos, las historias, las risas, los besos, los amores que fueron o pudieron ser, la curiosidad, las búsquedas, las angustias (que ya se fueron y por lo tanto se les puede mirar de frente) y lo mejor, bueno lo mejor siempre está por venir.

Yo sé que nos gusta sufrir, que a ratos siento que Calamaro escribió “socio de la soledad” pensando en mí y que cuando no nos resultan las cosas sentimos que se nos acabo el mundo. y a mi la ultima vez que se me acabo el mundo fue este verano .Pero como les he dicho otras veces, tranquilos, es parte del viaje, nunca el destino final.

¿Qué que me pasa ?

Nada, me tengo fe.

¿Alguna razón en especial?

Menos de las que yo quisiera (bueno, aclaremos que soy inconformista por naturaleza) pero igual, será que estoy esperando celebrar mi cumpleaños esta noche para tener a mis amigos juntos, y reirnos, conversar, recordar tiempos idos y por que no quedar todos borrachos, con la sola conciencia de que en realidad somos invencibles.
Como ven, la vida a veces no es tan complicada…

Y sí se complica, enchúfense los audífonos, salgan a caminar, escuchen “live forever” bien alto, y juegen a ser estrellas de rock. Eso nunca está de más.

En fin. Los dejo, tengo cosas que preparar.

26.3.06

VALE LA PENA IR A MISA



Yo fui bautizado en la religión católica, no me confirmé porque me pareció un acto saludable de rebeldía -del que, perdónenme la terquedad, no me arrepiento-, dejé de ir a misa y rezar cuando cumplí los 18 años, y durante mucho tiempo -más de 15 años- me mantuve alejado de la iglesia católica y, por supuesto, de todas las iglesias.

Me aparté de las prácticas y rituales religiosos en los que fui celosamente educado por una sencilla razón: porque pensé y sentí que las enseñanzas de la iglesia en algunos de los temas que más conflictos me planteaban -por ejemplo, la sexualidad- estaban divorciadas de la realidad y la sensatez.

Le di la espalda a Dios porque creí honestamente que su iglesia defendía unas ideas que me condenaban a la infelicidad.

Esto que me pasó a mí no es nada atípico. Muchos jóvenes rompen con la iglesia católica porque no encuentran en ella, en su prédica y su liturgia, las respuestas a sus problemas, y porque perciben sinceramente que las cosas que la iglesia dice están fuera de la realidad.

Hace más o menos un año, no sé bien por qué, volví a rezar.

Trato de rezar en las mañanas y en las noches, y también, todo hay que decirlo, cuando me subo a un avión y recuerdo la fragilidad de la existencia humana.

Quizás sentí la necesidad de hablarle a Dios, a la idea de un creador supremo, de un padre infinitamente bondadoso, sólo porque quería darle gracias por tantas cosas maravillosas que me han sido dadas –mi hijo, la familia, el amor, la salud- y porque quería contarle, a mi humilde manera, los asuntos que me inquietaban y para los que no hallaba una respuesta satisfactoria.

Descubrí entonces que rezar me hacía bien, me devolvía una cierta paz interior, y que ese ejercicio de meditación bien podía llevarlo a cabo sin tener que ir a la iglesia a participar de un rito colectivo.

Desde entonces he seguido rezando, y así está bien para mí.

Tengo la idea mediocre de que rezar debería ser, ante todo, un acto de humildad y gratitud; que la idea de rezar no es plantear un pliego extenso de pedidos y favores -que me suban el sueldo, que me quiera esa chica, que gane mi equipo de fútbol- sino más bien dar gracias a la vida, a la naturaleza, a la idea de una justicia superior; y que es bueno rezar cuando te va bien, porque seguramente rezarás cuando te vaya mal -y en algún momento, no lo dudes, te verás ante el dolor, la pérdida, el sufrimiento o la enfermedad.

Pero no me bastó con rezar en la apacible soledad de mi cama. Decidí también ir a misa.

Volví a misa después de muchos años. Fue un momento no exento de emoción. Me animé a ir a misa no porque estuviese de acuerdo con todas las ideas que la iglesia católica postula y defiende en materia de moral personal, pues sigo pensando respetuosamente que muchas de ellas son equivocadas, sino porque sentí que era también una manera de decirle gracias a Dios por tantas cosas buenas con las que me ha bendecido y, así, darle un pequeñísimo testimonio de mi amor.

No voy a misa todos los domingos, y me apena decir esto. Trato de ir todas las semanas, pero en ocasiones estoy trabajando y se me hace difícil, y otras veces, lo confieso, me derrotan la pereza y la frivolidad, tentaciones a las que sé dejarme caer con facilidad. Pero podría decir sin mentir que voy a misa casi todos los domingos.

Sin embargo, nunca me provoca ir a misa. Porque creo -que nadie se ofenda, por favor- que la misa de la iglesia católica es una ceremonia profundamente aburrida.

Uno va a obedecer un ritual estricto: debes repetir unas oraciones antiguas que a menudo ni siquiera entiendes bien, debes oir al sacerdote decir cosas no siempre muy iluminadas, debes repetir con sumisión unos cánticos y unas posturas, debes en suma ser uno más del rebaño y hacer exactamente lo que te digan. No hay la menor posibilidad de que te expreses libremente, de que digas algo tuyo, personal, íntimo, verdadero, de que alguien se salga por un momento del libreto y le dé a la ceremonia un momento de realismo, de verdad.

Todo es demasiado lento, demasiado igual, demasiado repetido y vacío. Basta con dar una mirada rápida para advertirlo: no soy yo el único que se aburre en la misa, muchas otras personas están ahí sólo para cumplir, pero sus miradas distraídas y la morosidad de sus gestos suelen delatar que no están plenamente allí, que se están aburriendo con la digna convicción de que ése es un mal necesario, de que la misa es una obligación aburrida que, bueno pues, hay que cumplir para que cuando mueras te vayas al cielo.

Y yo creo que es un error ir a misa por miedo. No se trata de ir a misa por temor a las represalias de un Dios intransigente y furioso que nos castigará por no cumplir sus estrictas ordenanzas. Se trata de ir por amor, porque tenemos ganas de ir, porque vamos a aprender algo valioso allí, porque vamos a salir sintiéndonos mejores.

Por eso creo que la misa debería cambiar. ¿Quién soy yo para decirlo? Nadie. Apenas un tontuelo despistado que está de paso por aquí como todos los demás. Pero lo digo con cariño y respeto: si la misa es aburrida y los jóvenes no van y la gente sólo repite sumisamente lo que le dicen y poco o nada de aprende, ¿por qué no hacerla más libre, más moderna, más conectada con los problemas y desafíos de estos tiempos?

A mí me gustaría ir a una misa donde no sólo hable el sacerdote.

¿Por qué no puede hablar también la gente, los creyentes? ¿Por qué, en lugar de escuchar todos calladitos al padre, no podemos hablar también nosotros? Me gustaría que la misa sea una creación libre y personal, que cada uno aporte a ella sus inquietudes más sinceras, y que las oraciones sean no una repetición mecánica de credos y padrenuestros que decimos ya de memoria, sin siquiera pensar en ellos -igual como cantamos el himno nacional: como zombies casi- sino una expresión de nuestros pensamientos íntimos y verdaderos.
Imagínense por un momento esto: que el sacerdote le pida a la gente que le cuente sus problemas, y que el micrófono circule, y que las personas se pongan de pie y cuenten libremente sus agobios, sus pesares, sus dudas y conflictos, y que el padre puede decirles lo que la iglesia les aconseja, y que entonces, en esa asamblea de la vez donde todos tienen voz y voto -todos: también las mujeres, los gays y bisexuales, los que se divorciaron, las que abortaron, los que hacen el amor antes de casarse: todos, porque ¿acaso Dios no es todo perdón y bondad, acaso Dios no es la sabiduría infinita que entiende bien de nuestra miserable condición humana?-, y donde, al final de ese diálogo fecundo, uno pueda encontrar respuestas a las preguntas más quemantes y perturbadoras que la vida misma nos plantea.

A mí me gustaría ir a misa para decir las cosas que tenemos en la mente y en el corazón, y no para decir cosas de memoria.

A mí me gustaría ir a misa para que hablemos todos, y no para que hable el cura mientras los demás pensamos: ojalá se acabe rapidito el sermón.

A mí me gustaría ir a misa para aprender y no para sentir que la iglesia está anclada en otro siglo defendiendo unas posturas y unos valores que no siempre contribuyen a la felicidad humana y a la excelencia personal.

A mí me gustaría ir a misa con la misma ilusión con la que voy al cine, y salir hablando de ella como sale uno hablando de una buena película.

Mientras todo siga igual -y mucho me temo que así habrá de ocurrir-, seguiré tratando de ir a misa todos los domingos para decirle gracias a Dios por todas las cosas buenas que me ha dado.

Que Dios los bendiga (y me perdone).

18.3.06

MALDITOS REALITY SHOW


Cuando era chico vi por televisión cómo Caszely le metía un golazo a Palestino.

Como mi papá era fanático del fútbol después cambiaba de canal para seguir viendo goles. Lo increíble es que en el otro canal el mismo gol parecía convertido en el otro arco.

No entendía cómo Caszely podía meter el mismo gol en el arco que estaba a mi izquierda y luego en el de mi derecha. Con el tiempo entendí que un gol puede parecer haber sido convertido en un arco distinto dependiendo de dónde se ubique la cámara.

De ahí, hace mucho, nunca más le creí a la televisión y sus imágenes de color y alegría.

“Aplausos”, “silencio”, “risas” decían los cartelitos de Sábados Gigantes hace largos años para guiar al público cuando se grababa el popular programa por estas tierras. Ahora unos tipos con fonos alientan al público para que griten, canten o aplaudan en los shows en vivo. Las escenografías son de plumavit y casi todo no es lo que parece en pantalla.

Los enfermos de sida de las telenovelas en la vida real no están infectados, las parejas que se besan apasionadamente pasan las noches con otros en sus casas y el Cajarito TUTU TUTU o Che Copete dejan de lado el disfraz y se pierden en los malditos tacos de las calles de Santiago.

El Chavo del ocho era un millonario y nunca me achiqué con las pastillas de chiquitolina. Hasta los reportajes periodísticos cuentan según línea editorial. Un café con piernas puede ser presentado como una oportunidad laboral o como la antesala a la prostitución. Los políticos juegan a decir frases inteligentes aunque no lo son y quieren hacer y hacer cosas aunque no sirvan para nada.

Las modelos no son modelos de nada y los animadores no animan a nadie. Los comentaristas ya no quieren comentar y los artistas deben retirarse de la TV para hacer arte.

No hay nada más irreal y manejado que los programas de televisión. Por eso que querer convencer a la gente que por la pantalla chica se puede ver la vida misma, se puede entrar en las más íntimas intimidades para acceder a un show de la realidad o reality show es penoso y casi humillante. Un cuento chino, como le decían nuestros abuelos. Claro, porque la realidad siempre superará a la ficción, porque es inmanejable, brutalmente humana, escandalosamente vulnerable.

No tiene ni una puta cámara en ninguna parte, ni una editora, ni un conductor que la relate.

Desde Refugio Mekano, pasando por Tocando las Estrellas, Operacion Triunfo, La Granja. La Casa y los que vendrán, al inexplicable Protagonistas de la Fama de Canal 13 todo es manipulado por los cerebros de la industria que ya comprobaron que mostrando los sentimientos y las aspiraciones de un grupo de desconocidos tendrán más audiencia, por lo tanto más avisos comerciales para promocionar esos mismos programas.

Y al final es su negocio, no tiene nada de malo. Por suerte Cortázar ya nos enseñó que no sólo hay historias de Famas sino que también existen las de Cronopios.

Todos tendremos nuestros cinco minutos de fama y ahí está toda la televisión chilena dispuesta a encontrarlo para elevarlo al estrellato, sólo depende de usted de sus talentos y ambiciones. Pero, eso si, nada de realidad, mientras menos real mejor.

Dúchense con trajes de baño, no se les ocurra ir a mear, nada de drogas, menos salir a trabajar ¡qué se cree si este encierro es la pega!, nada de conversar de actualidad: las noticias no son reales.

La realidad es irreal para la TV.

Es medianoche y la cámara funde unos rostros. Luego una cámara lenta recorre sus cuerpos mientras ríen y conversan. Lo que ni sospechan los dueños de la industria es que el mejor reality show está en sus pasillos, en sus historias de ambición, en los sueldos millonarios de los rostros en desmedro de las 160 lucas que ganan algunos productores, en las envidias del que nunca llegará a salir en cámara, en la enfermiza obsesión por el rating de cada día a costa de todo, incluso de hacer creer a los fieles auditores que la televisión es capaz de mostrar por unos minutos la realidad.

10.3.06

UNETE AL POF


“...pasión de la gente principal, y no merece vivir quien vive sin él. No solo alegra y purga el cerebro, sino que instruye al alma en la virtud, y gracias al tabaco puede cualquier hombre llegar a ser discreto. ¿ No has visto que trato tan cortes dispensa el que lo toma a cuantos le rodean, y con que gusto lo va ofreciendo a unos y otros, donde quiera que se encuentre ?. Ni siquiera aguarda a que se lo pidan, antes se adelanta al deseo de los demás: hasta tal punto es cierto que el tabaco despierta en quien lo toma el sentimiento de lo honorable y lo virtuoso.”

( Primera escena de “Don Juan” de Moliere)

Corrió desesperado tratando de encontrar uno de esos últimos rincones sin carteles prohibitivos y su rostro dejo caer una gruesa gota de sudor, delatando una extrema necesidad, un creciente desamparo.

Las leyes aprobadas por el Senado hacían cada vez más difícil degustar esa delicia, aquella amable nave blanca que escupe humo y alimenta seguridades.

La polémica nacional lo llevo a imaginar infinitas tretas en su contra. Tras el revuelo alcanzado en los últimos días, una risa nerviosa persistía en su boca al tocarse el tema.

Era uno mas, pobre diablo, de los perseguidos por la liga antitabacos.

Aquellos que han sentido la agradable, por no decir incomparable, sensación de fumar un cigarrillo después de almuerzo para ver como la boca da paso a una exquisita sensación de humedad y plenitud, podrían entender lo que significaba la perdida del maravillosos deleite.

Los otros rufianes, los enemigos intratables, no.

¿ Acaso no les basta con decirnos que nos ensuciamos los pulmones ?

No. Además nos quieren prohibir hacerlo. Y no es por convencerlos pero, ¡ qué actividad más folclórica que echar humo ¡. Si lo hacíamos antes que los europeos descubrieran el rape.

En memoria de Don Ramón, eterno fumador que tuvo que soportar las injusticias de doña Florinda y los arrumacos de doña Clotilde; por el vaquero del aviso de Marlboro, quien murió feliz, soltero y de cáncer. ¿ Que tiene de malo un cigarrito de vez en cuando ?

¿ Que seria del deporte chileno sin los leales auspiciadores tabaqueros ?

Perderíamos numerosas carreras motorizadas, por no mencionar algunos recitales. Y sin ir mas lejos: ¿ Han visto algún grupo de médicos donde más de uno no fume ?

Aparte ¿ donde ganarían su pan de cada dia los trabajadores tabacaleros ? ¿ Ah ?

No pues señores, no impidan esa eterna compañía nocturna de los creadores viciosos.

Según algunas encuestas, el 46 por ciento de los chilenos fuma ( siiiiii ) destacando los alumnos de tercero y cuarto medio, entre los cuales el 51 por ciento forma parte de este selecto grupo ( créanlo madres ). Mas respeto, entonces.

¿ Por que entonces seguir aguantando los ataques inmisericordes de quienes no fuman ?

Tengo una solución radical para acabar con esto: ¡ Fumadores del país, a organizarnos ¡

Los invito a todos a crear el Partido Orgánico de Fumadores, “POF” (hasta suena a humo)

Para que exijamos salas de fumadores en todos lados: en restaurantes, cafés, cines, baños y piscinas.

Hasta podríamos ganar las elecciones presidenciales del 2010.

Nunca mas al borde del colapso por la ausencia de un cigarro. Nunca mas sufrir la molesta situación de estar recién disfrutando la primera bocanada de humo y oír a un lado la impositiva frase: ¡ Oiga, no ve que voy con guagua ¡ o ¡ No fume aquí que molesta todo el mundo ¡ hasta le ahorraríamos a los escolares esa molesta muletilla de las ancianas: ¡ tan chico y fumando ¡

¡ Dios, como seria una larga conversación sin un pucho; que seria de una velada en un café santiaguino, disfrutando de un espectacular par de piernas, sin la sensación de echar humo ¡

Que seria, es mas, de un recreo universitario sin ese característico humo.

Hallarse sentado una tarde de invierno, luego del rico té de mama, o de la señora, y sufrir la impotencia de no poder prender ni un solo cilindro nicotinoso es algo impensable, repugnante.

¡ Como aguantar el nerviosismo de una entrevista de trabajo sin la relajante compañía de un cigarrillo ¡ ( me dieron ganas de fumar, espérenme un poquito )

...Ya. Sigo. ¡ Que seria de los escritores sin un pucho: como se sentirían si les impidieran tomarse un café luego de almorzar, o si les impidieran meterse las manos a los bolsillos mientras conversan ¡

Senadores y Diputados ¿ qué harían sin su wiskacho de bajativo ?

¿ No es entendible, entonces lo nuestro ?

Por la histórica pipa de la paz, elevando una solicitud a la señora Bachelet y exigiendo comprensión, me despido

Y cuídense, que el “ POF “, desde ahora acecha.

8.3.06

EL REGRESO



Me gusta marzo. Me fascina marzo.

Seguramente porque nací en marzo. Y, a diferencia de lo normal, lo único que espero es que llegue marzo.

Más este año en que pasé de largo. Y, en ausencia de vacaciones, uno ve cómo todos van llegando a este asado que empezó hace rato.

Es más: lo que pasa en el verano es el mejor resumen de lo que sucederá en el año. Es, al menos, lo que puedo concluir tras el experimento de veranear durante tres meses, entre el jardín y el supermercado.

¿Algunas conclusiones? Algunas.

1) Lo mismo que uno ya sabía desde el colegio. Desaparece todo diciembre, enero y febrero.

Conviértete en campeón olímpico de natación, sube cerros, matricúlate en un taller de autoayuda, pero al regreso seguirás siendo el mismo (imbécil) de siempre.

Las parkas Nevada eran reversibles; cierto. Pero uno no. Uno no cambia.

¿Comprobación empírica?

Durante el verano Santiago es una ciudad transitable. Pero llega marzo, y ¡zas! Se vuelve insufrible por causa de los que, se supone, en la playa son buena onda: los que te prestan las paletas y te llevan a dedo.

Claro que son ésos los que en marzo te hinchan las bolas con sus bocinas.

2) El lobby se hace antes de marzo. Parece obvio, pero no lo es. Todos los queques se cortan cuando caen los patos asados. Es más: puede que tu jefe tenga cara de idiota, pero te aseguro que en febrero tiene todo cortado.

Por lo mismo la gente debería salir de vacaciones no en enero ni en febrero, sino en marzo. Antes hay que hacer presencia, muñequear.

Un día después de marzo ya estás frito.

¿Comprobación empírica?

Todo lo que pasa en la tele. ¿Qué pasa en la tele? Bueno: eso. Lo que pasa en la tele.

Todo lo que se hará este año se decidió con cuarenta grados a la sombra. Y, claro, el resultado se sufre después.

3) Las tendencias se clarifican en el verano. Si durante semanas sólo te preocupaste de que no cayera arena en tu toalla, no puedes pedir ahora estar muy hip, en la onda. Todo ya pasó: si no jugaste Go en febrero, no puedes tratar de aprender ahora.

Si no tienes las entradas de Pánico, olvídate de los recitales. Si ya no leíste Yadrasil, olvídate de estar in en literatura. Si no te enteraste de quién se enamoró Isaura, mejor apaga la tele.

Si no sabes quién es Philip Seymour, no vayas al cine.

¿Comprobación empírica?

Lo que llamamos moda es sólo catálogo de multitienda. Pero no es verdad. Están más in los chalecos de alpaca que las chaquetas rusas.

4) No es que se aparezca marzo. Es uno el que se aparece en marzo.

Piensa en una piscina. Durante el verano la cuidas, le echas cloro, algicida, programas la bomba.

¿Qué resultados obtienes?

Bueno: que nunca te bañas, pero la piscina siempre está limpia.

Pasa lo mismo en la vida. Si durante semanas desapareces y, de pronto, apareces en el colegio, la universidad o en el trabajo hablando de lo ricas que son las empanadas de camarón en Caburgua, ¿qué puedes esperar del 2006? Pues nada; nada, salvo que tu piscina mental sea un criadero de sapos.

¿Comprobación empírica?

Los matinales y los noticiarios. Empieza el año y con suerte han cambiado escenografía. Todo el resto es más de lo mismo. Igual. Pero, pucha, no es cierto. Es cosa de ver.

Se cae el Diego Portales ¿y?

Y nada. Nadie sabe qué pasó, no sé, con el WC que usaba Augusto. ¿Dónde está? ¿Se quemó? ¿Qué van a poner en reemplazo? ¿Un supermercado Líder?

Imposible saberlo: los editores vienen llegando de vacaciones. Y, claro, se nota. Se nota porque aún están en rodaje.

Antes no entendía a mi abuelo. Ahora sí.

El tata hizo una casa en la playa y llevaba a hermanos y primos a pasar todo el verano. Hasta ahí todo normal.

Lo raro es que mi abuelo, una vez que apagaba el motor de su Simca, ni siquiera tocaba la arena.

Bueno: eran otros tiempos y antes la gente sabía. Como dice Korn: see you on the other side.

Es imposible desconectarse sin que te desconecten. Basta ver la guerra de las teleseries. ¿Quién perdió? ¿Pues quién crees tú?

Los que se fueron de vacaciones.

6.3.06

A MI HIJO EN SU PRIMER DIA DE CLASES



Jorgito, recuerdo como me gustaba verte deambular por esta habitación cuando eras más chiquitito, viendo como tomabas cada cosa y la mirabas ensimismado, abriendo tus ojitos con admiración.

Me fascinaba ver como recorrías los objetos con tus dedos pequeñitos y regordetes e ibas explorando sus mecanismos con una pasión infinita, apretando botones y jugando con las perillas hasta que agotabas la ultima combinación, movido por una eterna maravilla ante un mundo por descubrir.

Pero ahora te ves ya mayor y partes al colegio, y tu madre te ha vestido impecablemente como un muñequito de hombre grande, tus profesoras te aguardan y todos los hombres esperan que tomes tu lugar como un hombre mas en este mundo.

Duda ahora, mi amor, no les creas, defiende tu fuerza, tu magia, tu maravilla.

Aprende lo que quieran enseñarte, tan bien como el que más, no desperdicies la oportunidad de hablar su lengua.

Aprende todo, pero no creas nada. Tómalo como un juego mas, un juego entre muchos otros.

Quiero que tu profesora me hable de ti como un niño modelo, siempre con la respuesta que ella espera en tus labios, pero tu y yo vamos a ser cómplices, haz que una sensación extraña le recorra el espinazo cuando corrija tus tareas, juega a tener en los labios una sonrisa burlona, mírala a los ojos como el anticristo para que se espante..

Te van a encerrar por primera vez en un mundo inventado.

Déjate encerrar y apréndelo y recítalo como el mejor, y después, dóblalo, guárdalo, empácalo y devuélveselos con cortesía dándoles las gracias.

Que tu magia, tu fuerza, tu maravilla, guatoncito lindo, no la toquen jamás.

3.3.06

LA ANTI REVOLUCION DE LOS BLOGS



Me tienen aburrido, en serio.

Parece que es lo que está de moda ahora último, así como antes estuvo de moda San Expedito, o tal vez junto con el famoso reguetón. No me interesa cómo se escriba eso.

No me molesta que todo el mundo tenga blog, como hasta ahora, ni que las personas influyentes del país tengan que igualarse con el común de los mortales para tener una bitácora donde un número importante de otros mortales comunes tenga que leerlos.

Lo encuentro un ejercicio sumamente entretenido, interesante, didáctico y bueno para el alma.

Lo que sí me molesta es que se le otorguen ribetes de "revolución" a algo que definitivamente no lo es.

¿ O alguien ha sentido algún cambio que remezca sus conciencias y sus existencias, como lo debe ser cualquier cosa que se precie de revolución ?

A lo sumo, todos los que conozco físicamente y tienen blog, ahora escriben más y se sienten más aliviados en algunas materias que antes no podían describir bien. Me incluyo en ese lote.

Pero así como tener un cambio tremendo en la forma de vivir de las personas, en las políticas públicas... en las inversiones, en la economía... Lo dudo.

En un momento pensé en tener un blog temático, como alguien me lo recomendó por ahí, para hacer un "aporte" al sistema. "¿Y a quién le importará también ?", me pregunté después.

"Si no haces un blog temático, la gente se confunde".insistio mi amiga. ¿Y a mí qué?

No estoy haciéndole un blog a la "gente", sino a mí mismo.

Creo que es el mayor ataque de egocentrismo que me ha dado en la vida. Pero es necesario para sobrevivir, y la motivación principal a la hora de sentarse frente al computador a escribir.

Por esta razón me cargan los masters del blogueo, los tipos que le recomiendan a todo el mundo qué es lo que debe tener o no tener un blog, y los mismos que dicen que es una revolución tan grande que va a dejar a muchos mirando hacia el cielo y pensando "¿y qué va a pasar ahora?"

Propongo una (anti) revolución de blogs.

Por qué hay que hacerlo de una forma particular, como ellos quieran, como "los desafíos del siglo XXI lo exigen".

¿Por qué no hacerlo como cada uno quiera no más?

Que no se me malinterprete. Hay ventajas bonitas: coincido con quienes creen en que una gran utilidad de este tema consistirá en que las personas podrán revisar antiguos pensamientos de sus parientes y amigos... cuando éstos estén muertos.

Me imagino de aquí a cincuenta años, mi hijo o mis nietos leerán las páginas de este blog y por lo menos tendrán la idea de qué pensaba yo (para ellos seré importante, no sé para cuántos más en realidad) hace cincuenta años.

Y tal vez algunas cosas les produzcan hilaridad, otras lástima, otras vergüenza.

Con que alguna les motive algún sentimiento positivo me sentiré conforme, supongo.

¿Qué otra cosa?

Se puede sacar afuera la voz para gritar un poco cuando no se puede hacer en la realidad real, reclamar contra gente siempre que uno no dé nombres, escribir sobre sentimientos cuando en la realidad real eso no está permitido, y menos para un homre, ser creativo, ser innovador, pensar, ver la realidad con otros ojos.

Pero ésos son beneficios marginales, por cierto.

Para cada uno y su entorno es bueno tener un blog como vía de escape. Y mientras sea satisfactorio para cada uno, es espectacular que lo tenga.

Por eso no me desagradan los blogs personales y me entretiene leerlos.

No creo que hagan "daño", como plantean los gurús-bloggers; por lo demás siempre está la opción de no leerlos. Echo de menos a "Tierra de Nadie" que decía tan bien estas cosas y ahora se esfumó.

La idea es no dejar que nadie les diga a los que tienen la idea de escribir, cómo hacerlo, cómo armar su blog y sobre qué hablar.

Ni preocuparse por el número de visitas ni por el número de comentarios.

La idea sería, creo yo, dejarse llevar por lo que sea que pase por la cabeza, como decía antes el "leiv-motiv" de este espacio.

La verdad es que no debería haber reglas en esto, no es tan serio, no es la última chupada del mate ni es una verdadera revolución. Mientras esto haga bien, hay que seguir no más.

A fin de cuentas el espacio en internet de Google es tan gigantesco en términos de GBs que da exactamente lo mismo que existan millones de personas escribiendo cosas que no son interesantes "excepto para un reducido grupo" y no "de interés general" o "con muchos comentarios y visitas".

Yo opino que hay que escribir no más, sin preocuparse de nada de estas cosas, sino sólo de ser honesto con uno mismo.

Creo que es el gran beneficio de la proliferación de páginas personales. Porque estoy seguro de que a Google no le importa en absoluto lo que uno está escribiendo.