8.2.06

5 SUR - FM



El fin de semana pasado estuve en Talca y en Constitución.

Entonces caí en la cuenta de que, cuando uno maneja por la 5 Sur, no existe ninguna radio.

O al menos la radio de mi auto no pesca ninguna.

Cero radio, cero. Sintonía huevo.

Cada vez que quiero escuchar algo, alguna nueva canción, alguna música del recuerdo o, simplemente, compartir con algún locutor o locutora algo tan intimo como el vació hiperexistencial de mi soledad, me encuentro con que el dial se ha copado con el mismo, y delirante, desfile de famosos que uno esperaría ver en las revistas del corazón.

¿ Y para que?

Para hablar, hablar y hablar.

¿ Quieres noticias ?

Ahí esta Mauricio Bustamante, con su lenguaje inagotable, digna del conejito Duracell.

¿ Comentarios de actualidad?

Hay muchísimo para elegir: Macarena Puigrredon, Juan José Lavin, Nicolás Vergara, a este lo veo todos los días tomando desayuno en el hotel en el que trabajo, ya somos casi amigos. Mauricio Hofmann, incluso Rafael Cavada.

¿ Copuchas ?

“ SQP” versión radial, en la Pudahuel.

¿ Deportes ?

Solabarrieta, Carcuro, Sergio Livingstone, Milton Millas, en fin.

¿ Magazine ?

Catherine Salosny, Pato Torres, Leo Caprile, incluso Jorge Zabaleta; el actor.

Si analizas, con horror te daras cuenta que están todos. O casi todos. Muchos o demasiados.

¿ Pero por que les gusta hablar ?

¿ Porque en verdad tienen cosas importantes que contarnos ?
¿ O es que acaso en la tele ganan muy poco y necesitan un pitutito ?

¿ O porque la fama es así y si te obliga a algo no es a otra cosa que querer estar en todas, en demasiadas al mismo tiempo?

Ah que importa. Lo que sí se es que todo esto ha llevado al fin de la radio.

Antes la radio (no me digan que no) a uno lo acompañaba.

Cinco, diez, quince años atrás era la radio la que estaba con uno. Pero eso se acabo.

Ahora es uno el que esta con la radio. Y como no si los rostros terminaron convirtiéndose en voces y, al final, la radio no es la radio sino una tele sin pantalla fácil de meter en cualquier en parte.

Así las cosas, a cambio de poder escuchar un poco de música, los auditores tenemos que soportar todas las sandeces de estos ventriluocos del ego hipertrofiado.

Es raro lo que pasa con la radio. Es cierto que existen programas realmente entretenidos como “Terapia Chilensis” ( con Andrea Vial, Villegas y don Héctor Soto); o bien de culto como”Coma” de Vicente García Huidobro; o incluso francamente divertidos como el ya clásico de Comparini y Felipe Izquierdo: o nuevos e interesantes como “Ocio Puro” de Salfate y Alejandra Parada; o bizarros como el del Doctor Pino en la Corazón; o inspiradores como el de Antonella Estévez e Ignacio Franzani en la radio Universidad de Chile.

Lo que me extraña, en verdad, es el exceso de famosismo, al punto que hay cosas francamente inexplicables como “Jiles & Jiles”, el programa que ofrece a todos los giles la siempre locuaz Pamela Jiles y, escúchenlo bien, su hermana.

Súmenle a eso el programa de Chavito, el de Cristian Sánchez y Rodrigo Bastidas, el de Ivan Guerrero de “CQC” , el de Katyna Huberman o el de Maria Gracia Subercaseaux.

Todo esto es como musho. Un gran mareo

No quiero ser irrespetuosos con todos ellos.

El único objeto de estas líneas es decir que no seria mala idea que alguien inventara algo así como “5 Sur FM”; una radio para la ruta, una radio sin ningún maldito famoso: una radio para disfrutar de la música en los momentos en que quieres escuchar música y no toda esa migraña a la que nos quieren acostumbrar.

¿ Será muy difícil que la radio vuelva a ser radio ?

¿ Nadie quiere hacer “Costanera Norte FM” ?

¿ Nadie ?

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